¡Hola a todos!
¿Cada cuánto tiempo va a tu casa una persona totalmente desconocida para decirte lo que tienes que hacer en tu vida? Claro, exceptuando a aquellas personas que van a vender enciclopedias, libros, o si deseo cambiar de religión…Ese es mi caso.
Empecemos desde el principio, desde que Miguel Roa nos comunicó lo que debíamos de realizar estas vacaciones de Navidad, he estado dándole vueltas a la cabeza y pensando a quien debía de entregarle este papel, que aunque es pequeño tiene un gran valor personal. En mi caso el papelito se lo podría haber entregado a mis tíos o a alguna prima de por aquí, pero en mi caso el papel viaja a Barcelona.
Mi historia empieza hace unos años, cuando vino de visita a Medina Sidonia desde Barcelona una familia amiga de la mía en vacaciones de Navidad. Mi padre, íntimo amigo desde la infancia del padre de la otra familia, Fernando, insistió para que ellos se quedaran a dormir esos días en nuestra casa ya que esos días los hoteles estaban casi llenos. Ellos aceptaron y así fué. Yo no los conocía ya que solo los había visto una vez cuando era pequeña y fue en su boda, así que eran totalmente desconocidos. Fernando, el padre, es veterinario y etólogo animal y está realizando una investigación sobre el comportamiento de los animales, era una faceta de esa persona totalmente desconocida ya que yo pensaba que trabajaría en una oficina o tenía un trabajo de en los que se lleva traje, el instinto me falló. Casualmente, a mí siempre me ha atraído la idea de ser veterinaria y la verdad en esos tiempos lo veía muy lejos ya que nunca me ha gustado sentarme a estudiar y proponerme sacar buenas notas, yo era feliz con mi periplo de suspensos en matemáticas y física y química en los que mi madre evaluación tras evaluación me echaba la bronca.
Como es normal, en las reuniones familiares siempre sale el tema de los planes de futuro de los hijos, así que ya que me preguntaron, dije que yo quería ser veterinaria, pero que eso era casi un sueño ya que yo era muy torpe y la carrera es muy difícil, a lo que él empezó a echarme la “reprimenda”, en la que señaló que nadie está impedido de hacer lo que quiera si de verdad lo quiere, también me habló sobre los valores de aquellas personas que quieren a los animales. Esa charla me marco hasta el día de hoy, en la que casi todos los días me esfuerzo para poder conseguir lo que quiero, a veces con resultados positivos y otros negativos.
Así que la semana pasada moví cielo y tierra para conseguir su correo, escaneé la tarjeta y la envié, escribiéndole los motivos por la que el dejó huella en mi, y que tenía que pasar esta tarjeta a alguna otra persona.
Ayer, vi en mi bandeja de entrada un mensaje suyo, en la que me decía que al principio pensó que era un mensaje en cadena de los que se mandan por correo, y que no se esperaba de que él hubiera dejado huella en mí. Así mismo señaló que le dio la tarjeta a su mujer ya que le ayudó a superar un cáncer hace años y que era la persona a la que más quería junto a sus hijos.
Saludos
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