¡Y por fin llegó el día!, aquel día tan esperado por todos: el día de la performance, que a estas alturas creo que está claro lo que es y de qué va. La realizamos el día 8 de marzo que dio la casualidad que coincidió con el día de la mujer y con el carnaval, aunque alguno de los que nos vieron soltaron alguna frasecita relacionada con el carnaval ya que nuestras vestimentas no eran del todo normales. Pero no estábamos celebrando esta fiesta, concretamente estábamos realizando un homenaje a nuestros antepasados que en la época de postguerra, cuando en la península ibérica dominaba el régimen franquista, sobrevivieron con demasiadas calumnias.
Todo comenzó por el mes de septiembre, a principio de curso. Casi todos por lo menos yo teníamos idea de que este año nos tocaba hacer una performance o algo por el estilo. Un día Miguel nos enseño una caja de botones y nos explicó en que consistía la actividad, y aunque nos costó trabajo comprender de que iba, al final resultó ser un pequeño teatro en el que cada uno teníamos que convertirnos en una persona de los años 40 y contar su historia. La verdad es que había mucha gente en contra ya hubiera sido por vergüenza o porque nadie los viera así vestidos, la verdad es que a mí no me hacía mucha gracia salir a un escenario y hablar delante de un público ya que soy un poco tímida. Cuando se iba acercando la fecha empezamos a ensayar y claro el día antes del primer ensayo todos buscando la ropa para poder representar, en mi caso tuve que pedirle prestada a mi tía una falda negra y que me realizara un delantal en tiempo record, ya que es muy buena costurera. Aunque realizamos dos ensayos todo dio un giro y los planes cambiaron. Finalmente, grabaríamos un video que uno de nuestros profesores de historia a que lo llevará a Prado del Rey , y vestiríamos de la época durante un día entero, esa idea me gustó mucho más. No simplemente nos vestiríamos de aquella época, sino que también debíamos de comer y dar clases como se daba en aquella época. Cada uno aportaba su granito de arena, algunos llevaban el pan otros un cesto, un botijo, navajas…
Y por fin llegó el día, nervios, risa, caras de sueño por el madrugón, frio…en fin, pero mereció la pena. A las ocho menos veinte estaba en la puerta ya que había quedado con mi amiga para comprar el pan en la panadería, y a casi menos diez entramos en la clase para cambiarnos de ropa en el que echamos un buen rato riéndonos de nuestras vestimentas. En la clase Miguel nos dio las lenguas traperas que debíamos repartir durante todo el día y las instrucciones de los pasos que debíamos seguir, por ejemplo, tratar a los profesores de Don o Doña, levantarnos cada vez que entraba alguien en la clase…
La primera clase que dimos en la mañana fue biología y la verdad es que me llevé casi toda la hora riéndome ya que cuando alzaba la vista hacia atrás veía a todos mis compañeros con ropas que nunca hubiera pensado verlos y también se veía raro ya que en la época en la que nos situábamos y las explicaciones sobre las células no pegaban mucho, pero eso era lo de menos. En el cambio de clase tuve que ir desde el tercer módulo al primero a recoger un bolso que había olvidado, en ese momento pasé una de las mayores vergüenzas de mi vida, primero los alumnos de forestales me miraron raro y se rieron aunque no les hice mucho caso ya que yo iba metida en mi papel de mujer que no le podía discutir a los hombres ,pasando por el segundo módulo una clase entera me miró por los cristales y empezaron a chismorrear y al volver una alumna de diversificación me hizo entrar en una clase y contar de que íbamos vestidos, en ese momento me quería morir pero ahora me rio. A segunda hora tuvimos clase de proyecto integrado, en la que vimos aquel pequeño cortometraje que había realizado José Ángel y que lo felicito y le doy las gracias por habernos ayudado a realizar este trabajo, también estuvimos hablando de lo que íbamos a hacer las horas siguientes. A tercera hora tuvimos clase de filosofía que transcurrió con total normalidad. Y finalmente, uno de los mejores momentos de día, el recreo, donde en el tercer módulo debíamos comer el desayuno a pedazos, normalmente era pan y chorizo o tortilla, en cambio, las que hacían de rica de la época tomaban su té y sus pastitas , en el recreo me pude fijar bien en las caras que ponían los demás alumnos del instituto, algunos miraban y cuchicheaban, otros miraban embobados la escena, otros más pequeños no sabían de que íbamos…tras el recreo tuvimos clase de matemáticas, Lengua y CMC, aunque estas transcurrieron como normalmente. Nunca se me olvidará la cara que ponían nuestros profesores cada vez que entraban y nos veían así vestidos. Tuve la oportunidad de preguntarle a nuestra profesora de matemáticas que cual era la sensación que se sentía dando clase y vernos a todos vestidos tan raros, ella me contestó que se le hacía raro y que al principio le costó acostumbrarse. Desgraciadamente, llegaron las dos y veinte y con ello el final de la jornada, cambiarnos de ropa y volver a la vida real.
Personalmente ha sido una experiencia muy bonita. Me divertí muchísimo mientras cambiábamos de clases y ver las caras de alumnos que miraban también al ver a los profesores que nos miraban anonadados, sin duda alguna repetiría esto ya que hemos aprendido en muchos aspectos, sobre todo hay que resaltar el esfuerzo que han realizado nuestros profesores Miguel y José Ángel, ya que sin ellos hubiera sido imposible realizar esta actividad, porque para que engañar, somos unos flojos. También me he llevado una buena satisfacción de realizar este trabajo ya que me ha ayudado a vencer poco a poco los miedos que tenia al principio, y nos ha demostrado que arriesgar y superar los miedos en algo positivo nos ayudará en un futuro.
Y bueno, esto es todo, hasta aquí un testimonio de uno de los mejores días de instituto que he tenido hasta el día de hoy.
Saludos.