domingo, 2 de enero de 2011

“tú has dejado huella en mí


En la vida hay muchas personas que van dejando huella en nosotros. Desde pequeños estamos rodeados de personas que nos influyen de alguna manera; nuestros padres, familiares, amigos, profesores….Todos ellos con su influencia directa o indirectamente nos hacen ser , pensar y actuar de la forma que lo hacemos. Cuando nuestro profesor nos dio las tarjetas con el mensaje “has dejado huella en mí” piensas en las personas más cercanas, ya que realmente serán las que más te influyen: pensé en mi madre, mi padre, mis tías y abuelas, pero luego me di cuenta que quizás otra persona más ajena me estaba dando mucho en estos momentos.

Para hablar de ella, Susana, tengo que hablar de mi gran afición, la hípica. Desde pequeña mi padre me introdujo en el mundo del caballo; él es un gran aficionado y siempre he montado a caballo con él. Él me enseñó todo lo que sabe pero pronto me di cuenta de que yo quería más. Con su ayuda me inicié en mi perfeccionamiento asistiendo a cursos de monta, saltos, viendo concursos y exhibiciones y siempre con él a mi lado. Gracias a él conocí a mi profesora de doma clásica, Susana, la persona que está dejando huella en mí; cuando la ves tan menudita no te imaginas la sabiduría que tiene, la profesionalidad y conocimiento del mundo de la doma clásica, y con solo veintitrés años. Gracias a ella estoy aprendiendo y compitiendo en el mundo de la doma; ella me enseña, me hace creer en mi misma, en mis posibilidades y actitudes. Cuando la veo en su picadero enseñando a tantos niños, incluso a niños con problemas como autismo, síndrome de Down… me doy cuenta de que luchando se consiguen muchas cosas y sobre todo tus metas. Gracias a ella estoy aprendiendo mucha técnica y consiguiendo tener confianza en mi misma, incluso he estado actuando este verano en un espectáculo realizado en la finca “Los Alburejos”, propiedad de Don Alvaro Domecq llamado “A campo abierto” al lado de grandes jinetes y estoy preparándome para concursar a nivel territorial y nacional.

Cuando le di la tarjeta le comenté que ella debía dársela a otra persona que hubiera dejado huella en ella y coincidió conmigo al decirme que se la daría a su profesor de hípica, Abel, que fue el que la inició en este mundo que ambas amamos.
A partir de este simple juego me doy cuenta de la importancia que tienen algunas personas para mí y he empezado a valorarlas de otra manera. Gracias por haber dejado huella en mí.

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